La Junta Electoral tomó una definición a raíz de las múltiples situaciones que denunciaron vecinos y partidos políticos sobre la alteración de boletas de este domingo con las del 11 de agosto.
Una de las quejas y denuncias más recurrentes de la elección que se vive este domingo en todo el país tiene que ver con el robo del boletas pero también con el cambio de las mismas, mediante el accionar de personas malintencionadas que cambian las actuales por las que tuvieron vigencia en las PASO.
A raíz de la amplia cantidad de denuncias expuestas por vecinos y también por algunos partidos políticos, como ocurrió en Mar del Plata con las de Acción Marplatense -según advirtió Gustavo Pulti- y en ciertos casos las de Juntos por el Cambio, la Junta Electoral tomó una definición contundente ante esta situación.
A través de un comunicado, el organismo aclaró en primer lugar que para los electores, diferenciar la boleta de las PASO y las impresas para la elección de este domingo “requiere un esfuerzo de observación” ya que “la fuerza de las imágenes de los candidatos termina siendo el elemento más identificable y dichas imágenes se repiten”.
La Junta Electoral, en base a lo expuesto por distintos frentes políticos, reconoció que por distintos motivos “pueden presentarse situaciones en las cuales los ciudadanos utilicen las boletas electorales de las PASO para elegir en las elecciones de este domingo”.
La Junta Electoral “carece de atribuciones para decidir antes del proceso electoral, la habilitación de dichas boletas como válidas, pues ello implicaría habilitar una nueva boleta válida para el voto apartándose del régimen legal y reglamentario de aprobación de boletas electorales”.
En este sentido, se resolvió que la Junta Electoral “considerará válidos los votos que se emitan con boletas electorales oficializadas para las PASO” siempre y cuando las mismas correspondan a algunos de los frentes electorales que participan de las elecciones generales del 27 de octubre”.
Respecto a la validación de estas boletas, aclararon que “invalidar esos votos implicaría un rigor formal inaceptable” ya que se trata, más allá de cualquier confusión, de “la voluntad” de los ciudadanos.